miércoles, 29 de diciembre de 2010

Te agradezco también/ los hermosos presagios

Una cuenta, un formato simple, casi aburrido (sólo por ignorancia) y veinticuatro textos. Veinticuatro cosas escritas con urgencia en un año. El motor fue siempre el mismo, ese que planteé en mi “carta de presentación”, escrita entre llamadas a clientes en mi verano en un call center, donde seleccionaba como nombre aquel Elogio al infierno de una dama de Bukowski como punto de partida. Igual, el punto de partida siempre es el amor: amor a los libros, amor a las palabras, amor a la música y a sentirse abrumado cuando algo apasiona. Imagino que eso es la felicidad. Dura unos instantes, te hace un nudo de corbata la garganta, te llena los ojos de lágrimas y la boca de flores, y después se va. Eso me pasa cuando veo tantas cosas escritas por mí. Me gusten o no. Hace un año atrás no podía, no me animaba, que no que no que no. Hoy, les agradezco a aquellos que brindaron alguna palabra de aliento o el más mínimo comentario, por ayudarme a empezar a escribir, y por eso, a ser un poco más feliz.
El Infierno de una dama les desea un feliz año nuevo y se desea a sí mismo una próxima reconstrucción.

Nuevo día

Encierro el borde de la hoja entre mis uñas. Me inquieto. Hay voces afuera. Ya no estoy sola. La habitación de niña tiene muy poco del intento de mujer: un color y un deseo: durazno en las paredes, Matisse y su ronda de bailarines desnudos fundidos en verdes y azules, y un anclaje, arbitrario pero afortunado, en Dance me to the end of love. Una guitarra desafinada que nunca aprendí a tocar, pero que aprendí a entender, un montón de enciclopedias ajenas y un póster de una banda que nunca me gustó realmente, pero por alguna razón no quito. Como si se tratara de una foto, de un altar inalterable, depositado en el pasado y en vísperas de fiestas, que también son las vísperas de una vida mejor, y de vidas que se van.
Una nena malcriada que siempre pide más, encerrada en una cápsula de tiempo, escribe atolondrada en una hoja de papel que no va a guardar: Quiero ser como Patti Smith. Quiero que la pollera deje de apretarme. Quiero llamarte y decirte que te quiero. Quiero volver a ver Aristogatos y sentirme feliz. Quiero que siempre haya un nuevo día, capricho de infinita posibilidad.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

helpless helpless

Todo
mentira
nada
normal
nunca
hay amor

viernes, 3 de diciembre de 2010

distant stars

En la misma cama
Y
A
Kilómetros
De
Vos.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Fuera de tiempo

Y si juras que eso que escuchabas sonaba a amor, el que cantaba no era otro que un corazón desafinado y fuera de tiempo.

martes, 7 de septiembre de 2010

Paracaídas

Yo
No te tengo miedo
Le tengo miedo a mañana
Mañana
No
Saltar
De la cama
A la vida.
Esto más que megalomanía
Parece un grupo de autoayuda
De un solo miembro

domingo, 1 de agosto de 2010

"Tu cabeza es como la mía, como todas nuestras cabezas; suficientemente grande para contener todo dios y demonio que existió alguna vez. Suficientemente grande para sostener el peso del océano y las estrellas. ¡Universos enteros entran ahí! ¿Pero qué es lo que decidimos guardar en este gabinete milagroso? Cosas chiquitas y rotas, tristes porquerías con las que jugamos una y otra vez. El mundo nos da cuerda y tocamos la misma cancioncita una y otra vez y pensamos que esa canción es todo lo que somos."

Grant Morrison

sábado, 31 de julio de 2010

They say the darkest hour is right before the dawn

Esa madrugada no noté

Lo que supe que iba a pasar

Lo inevitable.

No vi la película en la que yo

preparaba la cama para tres

te regalaba un Te amo

Y nos dormíamos

Callados

El miedo, vos y yo.

Si vi lo que siempre supe

Y nunca me pude engañar

Que el amor nunca es como se imagina.

El amor es como puede ser.

Ya volveremos a dormir solos los dos.


domingo, 18 de julio de 2010

Dance me to the end of love

Te veo y pienso
En algo que estuvo siempre
Pero que me olvidé
Un tarareo
Que no encuentra su nombre
Ese que no pude retener
Y que no se quiso quedar
Te escucho y pienso
Que pienso mucho
Que mi casa ideal
Olería como tu piel
Y que
Los sentidos
No existen
El amor es
Sinestésico
Intempestivo
Como quieras
llamarlo.
El fin del amor
me llevó bailando
hacia vos
Mi mejor paisaje

jueves, 1 de julio de 2010

No es

No creo en conservar
nada que no quiera quedarse
No creo en persuadir
ni en la necesidad
No creo en la falta
ni en lo que nunca pude aprender
No creo en las cosas
que no disparen
Ideas
Risas
Colores
No creo en mis pesadillas
ni en ese fantasma
que ahueca mi colchón
No creo que Lennon haya muerto
sin antes enseñarnos a sentir
No creo en ninguna canción
que no haya salido del corazón
no creo que esté mal
probar definirse
aunque sea empezando por el no.

domingo, 6 de junio de 2010

Home Alone

“I wonder why we listen to poets
When nobody gives a fuck”
Jeff Tweedy

Hace poco me dijeron que soy muy definitiva en mis opiniones
Que soy una persona especial
Que soy muy inteligente
También me han dicho que estoy hecha a medida
Cuando alguien estuvo alguna vez enamorado de mí
Me dijeron “Lucía, no conozco una mina que sepa de rock tanto como vos”
Y yo no me lo creí
Nunca pude creer
No me enteré
Nada me anotició
Porque acá adentro
Sigo sintiéndome
Una pelotuda
Que no se anima
A ser quien es
Que no se anima a escribir
Como quiere escribir
Sin tener en la cabeza
A Dylan
A Kerouac
A Gelman
A Bukowski
A aquellos que lo hacen tan bien
Olvidándome
Sin querer
De lo que hay y los que están
Esas hermosas personas
Que resuenan en mi vida
Que son canciones
Y hacen tambalear
Mis banales fatalidades
Mis inseguridades
Tan cotidianas
Como la pasta de dientes
Acostada sobre el cepillo cada mañana
Hoy estuve todo el día sola
Y no tuve miedo
Porque sé que cualquier ocurrencia
Cualquier sensación
Ellos saben porque también lo sintieron.
Gracias por no ser de los que les importa todo un carajo.

domingo, 23 de mayo de 2010

Una imposible vuelta a casa

¿Cómo es volver y no sentirse?
Extraña
Extranjera
Más lejos que nunca
Más alejada
De mis amigos
De lo que quiero
Queda sólo el olor
el barro seco
de pisadas
De una vida pasada
donde estuve siempre
incómoda
siempre
incómoda
Estos son los días
Las noches
Los momentos
Donde estar cerca
Es estar
A miles de kilómetros
De casa

jueves, 13 de mayo de 2010

“Me da la impresión de que si pones la música (y los libros posiblemente, y el cine y el teatro, y las cosas que tienen sentimiento y te hacen sentir) en el centro de tu ser, no podrás aclarar ni en broma tu vida amorosa; no podrás pensar en esa vida amorosa como quien piensa en el producto acabado. Tendrás que pasarte la vida dándole caña, tendrás que mantenerla viva y revuelta; tendrás que darle caña sin parar, desenmarañarla a cada paso, hasta que se te deshaga en las manos y te veas obligado a empezar otra vez de cero. A lo mejor es que todos vivimos la vida a una intensidad excesivamente alta, al menos los que nos pasamos el día absorbiendo cosas de alta carga emocional, y es consecuencia lógica que no podamos sentirnos meramente contentos: tenemos que ser infelices, o si no vivir en éxtasis, en un estado de completa felicidad, y esos estados son difíciles de alcanzar dentro de una relación de pareja estable. Puede que Al Green sea directamente responsable de más cosas de las que había supuesto.”

Nick Hornby

miércoles, 12 de mayo de 2010

Nice dream

La otra noche soñé que me cruzaba con Thom Yorke en la esquina de Pte Roca y Zeballos. Él venía caminando muy rápido, como si llegara tarde a un ensayo. Llevaba puesta una campera que la tarde anterior me había probado en un local de ropa y que decidí no comprarme porque realmente pensé que no iba a saber cómo llevarla.
Yo, anonadada y emocionada con este encuentro fortuito, lo paré y le dije: Thom, your music changed my life. Your music saved me.
Thom, menudito como es, comprensivo, tranquilo, respondió: Thank you, my dear, but it´s not my music what saved you. It´s the power of music. It has nothing to do with me.Music saves. Because music is love and hope. And it saved me too.
En mi sueño no supe qué responder a eso. Supongo que ahora seguiría pensando que lo más cercano a quien agradecerle es a los músicos. Pero la oda es a la música. Siempre a la música, al amor y a la esperanza, tan inherente a la vida como el ritmo lo es al corazón.

lunes, 10 de mayo de 2010

Cover

Me parece que es de miserable
poder agregar algo de belleza a este mundo
Y quedárselo para uno
No sé qué miserable excusa tendrás
Pero desechala
Nadie la quiere escuchar.


(A vos, gracias)

martes, 27 de abril de 2010

Hacia una teoría del placer

Se me ocurrió algo muy triste. Lo escribí, lo leí, le dediqué una lágrima y seguí mi camino hacia una teoría del placer. El paradigma donde conviven mis amigos, mis discos y una pragmática de fin de semana. Elis Regina y su casa en el campo, una garota de Ipanema, el Álbum blanco de los Beatles, Let it Bleed de los Rolling Stones y el amor con forma de rock cantado por vos. ¿Qué tal? Pura teoría hecha carne.

Bailarina en la oscuridad

Hablar de música
Mientras pienso en
Bailar
Comer, dormir, quejarme
Mientras pienso en
Bailar
Y porque si voy en cole llego más rápido
Y para qué voy a ir si tengo que
Estudiar
Y no bailar
Cuando lo que quiero es
No estar sentada
Ni pensando
Ni leyendo
Mientras pasan
Mientras veo pasar las
Horas
Anhelo
Que la vida no me pase
Pensando
Y la muerte me encuentre
Bailando

lunes, 19 de abril de 2010

Oh sí

hay cosas peores que
estar solo
pero a menudo toma décadas
darse cuenta de ello
y más a menudo
cuando esto ocurre
es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
un demasiado tarde

Charles Bukowski

lunes, 5 de abril de 2010

Canciones tristes para sentirte mejor

“No trato de complacer cuando toco. Trato de curar”
Ornette Coleman


No creo que haya quedado bien después de ver Alta Fidelidad. Si bien la música fue algo que siempre me hizo reflexionar, la pregunta inicial: ¿escucho música pop porque soy miserable o soy miserable porque escucho música pop? es algo recurrente en mis pensamientos, tomando alguna que otra variante.
A partir de aquí me pregunto de dónde surge esta necesidad tan fuerte de aquellas noches de soledad, que generalmente coinciden con las de mayor insomnio (y, si tengo suerte, también está lloviendo) de dedicarme a armar listas de temas de lo más turbios, tristes, descorazonadores.

Ejemplo: una noche de lunes común y corriente para mí, el mismo malestar de todas las noches de lunes, elijo comenzar mi lista con “I am trying to break your heart”. Tranqui. Un pequeño canapé de miseria para un gran banquete de sufrimiento musical.
Bien pegadito, subo el humor lluvioso con “Most of the time” de nuestro queridísmo Dylan, para alcanzarlo con otro temita, “Oh Sweet Nuthin´”. Simplemente porque Lou Reed o The Velvet Underground no deberíann faltar en ninguna lista, menos si es una turbia.
Creo que “Sunday” de Bowie, está a la altura de continuar en la lista, aportando desolación a un playlist lleno de desamor, al cual le agregamos la inminente sensación de finitud que el Duque Blanco logra describir perfectamente: “Nothing Remains, We could run when the rain shows/Look for the cars or signs of life/Where the heat goes”. Dudo que la lista vuelva a tocar un punto tan alto como éste.
Porque el amor es un tema recurrente, creo que amerita incluir una canción más de Wilco, sólo para hacer un poquito más de desorden emocional, manosear historias, desencuentros, que justo halagan la velada con su participación estelar: One Wing, la separación. Uno, el mundo y la miopía ante el horizonte.
Este es el momento en el que las mujeres pisan el winamp, cual ring de la canción; con la sensibilidad que tan bien las caracteriza en retratos musicales como éste: “Ramblin´woman”. Aquella bella versión que hizo Cat Power de la canción de Hank Williams respira noche. Huele a invierno y a tristeza. Y a una mujer que pasó demasiadas noches despierta y escuchó demasiadas listas como éstas. “I love you baby, but you gotta understand/when the lord made me/he made a ramblin woman”. Mujer errante. Hoy y siempre.

Y vamos llegando al final. Y como siempre, llegan las canciones más desgarradoras: “Both sides, now” de Joni Mitchel, habla por sí misma: “I've looked at love from both sides now,/From give and take, and still somehow/It's love's illusions i recall./I really don't know love at all.

Con lo que queda de vida después de tanta sinceridad, siempre está Pj Harvey junto Thom Yorke, en “This Mess We’re in” y “No distance Left to run” de Blur.

Si estuviera al borde de una depresión, cerraría con “Hurt”, de Nine Inch Nails. Sin embargo, creo que el fin de la lista no es lastimar, sino curar. Lo que reconforta de estas canciones, llamémoslas tristes si se quiere, es su crudeza. Las palabras, cuando son honestas, entran a golpazos. La música, cuando es hecha desde el corazón, salta al cuerpo, lo moldea a su gusto, configura sensaciones
Y como la tarea es curar y yo no estoy preparada para escuchar “Hurt”, voy a cerrar esta lista con “Harvest moon”, de Neil Young, siempre fresca y tierna. Una luna que arropa entre tanto insomnio y reflexiones innecesarias. Y a dormir que son las cuatro de la mañana.

lunes, 22 de marzo de 2010

mercyless monday

“El que quiere nacer, tiene que destruir un mundo”
Hermann Hesse

Lo necesito. Repasar cada hecho, cada palabra, cada imagen construida a partir de un recuerdo. No puedo soltar la memoria de los momentos más dolorosos. Esos tiempos de palabras escupidas, de polvos en horario de consultorio y de plagas en los placares. De mierda en las paredes y en los corazones. Tiempos de observar y entenderlo todo. De mis silencios de chiquita que terminaron durando hasta grande.
Los repaso, como si abriera un álbum de fotos. Trato de que no se me escape una palabra, una mirada; que ningún cabo de esa historia que todavía vivo con lejanía y cercanía quede suelto.
Supongo que es la necesidad de volver a contarme esa historia una y otra vez hasta que me la pueda olvidar. Destrozarla, despedazarla. Hacerla poema, cuento o canción. Y que la maldición de la buena memoria quede encerrada en el espejo mientras yo salgo a caminar con mi reflejo, sonriente y aliviado de no cargar con las arrugas de un recuerdo cansado.

miércoles, 10 de marzo de 2010

El grano de la voz

Rebalsa adentro
La música
Los libros
Las palabras
Dolientes
Habladas
Las guardadas
Las tuyas
A otras
A mis ojos
Tu voz
Des-granando-me
Vos
Tu voz
Rebalsa
Acá
Donde quedaba
Yo
Antes del diluvio.

Devenires

Ella lo buscó con la mirada, intentando que esos ojos intensos le prestaran atención a su cuerpo de mujer, a su mirada cómplice. Él no hacía más que deslizarse cautelosamente entre la gente, que escupía palabras, buscaba oídos que escuchen eso que tenían para decir. Era un gran juego, pero ella sólo quería jugar con él.
Sin embargo, algo pasaba. Había algo en ella que no podía reconocer. Siempre le había resultado muy fácil llamar la atención de los hombres, sobre todo cuando ya los había elegido de antemano.
Hasta que el acercamiento sucedió. Él, con esa energía que funcionaba como un imán para ella, se aproximó, mirándola fijo, seduciéndola con esa tensión que generaba sólo estando ahí, parado. “Es que vos sos una zanahoria, y yo sólo un pimpollito”, le explicó.
Y así comenzó una relación que tenía su fin enraizado allí, justo en el inicio. Una mujer, un hombre, una zanahoria, un pimpollito. Encontrados en sus diferencias, desencontrados por sus diferencias. ¿A quién no le pasó alguna vez?

Narrar, escuchar, escribir

“Es que no me criaron para ser tratada así”, le dije. Cual Golem autómata al que le pusieron aquellas mágicas palabras bajo el paladar, me encontré a mí misma repitiendo aquella línea de Owen Wilson en “Viaje a Darjeeling”. Y, de alguna manera, también me encontré tomando una nueva forma.
“Pero, cuando pasó, a vos ya te habían criado” retrucó ella, tranquila, siempre generando alguna afección en mí. Y claro, ahí empecé de cero. De nuevo.
Narrar es fácil si uno puede captar el orden de la experiencia, hace decir Piglia a unos de sus personajes. Porque es ahí donde está la cuestión. ¿Qué es un orden? el final es inminente e inevitable. Toda vida concluye con la muerte. Pero qué trasciende el final, qué lógica encierra la experiencia, qué importa realmente.
Por ahora, soy muy joven para reconocer el orden de la experiencia. Pero creo fehacientemente que lo que prima siempre, más allá de la muerte, de la experiencia, son las buenas historias. Narrar, escuchar, escribir, son todos infinitivos en los que habitan múltiples posibilidades disfrazadas de resguardo, recovecos para esconderse de la rutina y de la muerte. Allí está la real trascendencia.

jueves, 4 de marzo de 2010

De escritura, agenciamientos y paisajes

“A veces da la impresión de que el artista, sólo es un azar en su época…cuando aparece, la naturaleza que jamás salta, da un salto único, y es un salto de alegría, porque siente que por primera vez ha llegado a la meta, al punto en el que comprende que jugando con la vida y con el devenir ha llegado a vérselas con algo importante”.

Friedrich Nietzsche


Virginia Wolf pertenece a aquel grupo de escritores por los que Deleuze se desliza para explicar la idea de huida en la literatura.
“Thomas Hardy, Melville, Stevenson, Virginia Wolf, Thomas Wolfe, Lawrence, Fitzgerald, Miller, Kerouac. En ellos todo es huida, devenir, paso, demonio, relación con el exterior.”
Los saltos de una época a la otra, la manera en que lo sublime aparece a afirmar la vida, hacen que Virginia Wolf tenga un lugar especial en esa lista de escritores en la que Deleuze recomienza, entra y sale cada vez que los recorre.
“Dios sabe por qué la amamos tanto, por que la vemos así, creándose, construyéndose alrededor de una, revolviéndose, renaciendo de nuevo en cada instante; pero las más horrendas arpías, las más miserables mujeres sentadas ante los portales (bebiendo su caída) hacen lo mismo; y tenía la absoluta certeza de que las leyes dictadas por el Parlamento de nada servían ante aquellas mujeres, debido a la misma razón: amaban la vida.”

Sin embargo, Deleuze plantea que el deseo que habita en la literatura, como proceso de producción creativo, es una operación ambigua, ya que allí en la línea de fuga también podemos encontrar todo aquello de lo que huimos.
La línea de fuga tiene sus peligros. Al igual que el cuerpo sin órganos, incluso la muerte es una posible estación en el trazo de la misma.

“Qué hacer para que la línea de fuga no se confunda con un puro y simple movimiento de autodestrucción, el alcoholismo de Fitzgerald, el desánimo de Lawrence, el suicidio de Virginia Wolf, el triste fin de Kerouac? La literatura angloamericana está atravesada por un oscuro proceso de demolición que arrastra consigo al escritor,¿una muerte feliz? Los peligros que se corren, la paciencia y las preocupaciones que hay que tomarse, las rectificaciones que constantemente hay que hacer para librarla de las arenas y de los agujeros negros: eso solo puede aprenderse en la misma línea, al mismo tiempo que se traza. No se puede prever. Una verdadera ruptura puede alargarse en el tiempo, no tiene nada que ver con un corte demasiado significante, constantemente tiene que ser protegida no sólo contra sus falsas apariencias, sino también contra sí misma y contra las reterritorializaciones que la acechan.”

Escribir es delirar. Bailar entre huecos y surcos. Tambalearse entre intervalos dibujando líneas creadoras. Y la creación, encanto y estilo, dan a la vida una fuerza no personal, superior a los individuos, brindando a la escritura un fin exterior que desborda lo escrito. “En realidad se trata de lo mismo: si la escritura no tiene su finalidad en sí misma es precisamente porque la vida no es algo personal. La única finalidad de la escritura es la vida, a través de las combinaciones que saca.”

La escritura se conjuga siempre con otra cosa q es su propio devenir. No hay ningún agenciamiento que funcione a partir de un único flujo.
Así Virginia Wolf, a partir de la escritura, abre un camino de múltiples entradas. Creación, intensidad mutante. Agenciamiento sin identidades, ni pasado ni futuro. Sólo líneas de fuga que se entrecruzan.

Deleuze plantea que “sólo se escribe por amor, toda escritura es una carta de amor: la real-literatur. Sólo se debería morir por amor y no de una muerte trágica. Sólo se debería escribir por esa muerte, o dejar de escribir por ese amor, o continuar escribiendo por ambas cosas a la vez”.
Virginia Wolf le escribe al amor, a su paisaje preferido, Leonard, antes de morir. “No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.
No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.”
En aquella línea de fuga, el amor rebasaba; mientras que en otra, la misma vida se desterritorializaba, terminando con ella.
Virginia Wolf fue la mejor combinación que pudo ser, lo que su potencia le permitió. Ella partió, evadió, jugó y bailó por líneas, por entre medio. Virginia Wolf logró huir, y con ella, la cifra de su propia combinación: un devenir-mujer, un devenir-escritor. Una tirada de dados y múltiples líneas creadoras que posibilitaron nuevas armas, nuevos comienzos.

El amor como lugar a habitar

“Enamorarse es fácil. Lo difícil es estar en el amor”
Daniel Melero
“No hay nada de insólito en el amor”
Charles Bukowski


Un día después del recital, le pregunté si no se ponía nervioso antes de tocar. –Y…no-me dijo-. ¿Por qué lo haría? es lo que elegí y me hago cargo.
Hablamos de todo. Un poco en serio y un poco en broma. O mejor dicho, tratando a los temas solemnes (por llamarlos de alguna manera) con la seriedad que se merecen: ninguna.
Le pregunté si se había enamorado y me dijo que en sus treinta años se había enamorado tres veces. Pero yo presiento que esas mujeres son sólo parte de un solo y único amor, que es la música. Este paisaje que se llena de personas, libros y discos, todos unidos por la lógica del amor a la música, y que hacen huecos en su vida, llenando todos los espacios, en tanto y en cuanto estén al servicio de ella.
Insiste en algunas cuestiones que lo perturban: el matrimonio, las mujeres de su edad y la amargura con la que vive la gente “sin filo”, como le gusta decir a él.-mientras más creces, se vuelve un culo de botella; tus amigos se casan, abandonan sus sueños personales por mandatos sociales, viven mal, odian sus vidas; se compran autos y se aburren en sus vacaciones. Se olvidan de quiénes eran antes de que ese gusto amargo en la boca se haya vuelto rutina.-Es como ese poema de Bukowski, a ver ya vengo. En eso corre a la pieza, y busca su librito de poemas de Bukowski para leermelo:
Alguna gente es joven y nada más
alguna gente es vieja y nada más.
Y alguna gente está en el medio
sólo en el medio.
Y si las moscas usaran ropa
y todos los edificios ardieran en
fuego dorado,
si el cielo se sacudiera como
en la danza del vientre
y todas las bombas atómicas empezaran a
gritar,
alguna gente sería joven y nada más
y alguna gente sería vieja y nada más
y el resto sería lo mismo,
el resto sería lo mismo.
Los pocos diferentes
son eliminados bastante rápido
por la policía, por sus madres, sus
hermanos, y otros
por sí mismos.
Lo que queda es lo que
ves
es duro.-
-Y es así, no hay solución-suspira resignado. Y es lo mismo que dice cuando le hablas de amor.- Cuando te enamoras es así, no hay solución, hay que hacerse cargo o no seguir. Es lo que es-aclara determinante. Mientras me dice eso pienso que no hay nada de insólito en el amor.
Todo el tiempo pasan cosas. Gente que hace cosas, que al mismo tiempo conoce otra gente que hace cosas, y se unen para hacer más y distintas cosas. Para crear juntos. Encontrarse y crear algo nuevo que desde hace cinco minutos, o en cinco minutos ya empieza a formar parte del mundo. Y eso no tiene nada de novedoso o de insólito. El amor esta ahí, es ese lugar a habitar, una vida a elegir todos los días.
Dar por sentado el amor, como parte de una forma de ser, implica más aún una pérdida de referencia, un estancamiento en la esencia holgazana, en una identidad trunca que no concuerda con los vaivenes de las pasiones, de la devoción de toda una vida a amar algo, o de los encontronazos con algún que otro deber ser. Es una subestimación a la lucha cotidiana contra la policía, las madres, los hermanos o uno mismo, como diría Bukowski. La lucha por una vida dedicada a habitar la vocación, a llenarla de creación y no morir en el intento.
Estar en el amor, habitarlo, ocuparlo con creación para uno y para otros, eligiéndolo una y otra vez. Así construye el artista, viviendo en su pasión, no siendo dueño de nada, sino apropiándose para después abandonarlo al final del proceso creativo.
Pensar al amor como un lugar, a la vocación como una elección que se hace todos los días. Un “estar” diferente es lo que hace del amor un espacio de dedicación, un hueco a llenar que hay que alimentar y no una manera de ser.
Volviendo a él y a nuestra conversación (de la que en realidad nunca nos fuimos) entre horas y cafés, hablamos mucho acerca de música, para ambos uno de los temas preferidos de charla. Le conté que veía a la música como el último refugio de la identidad colectiva joven, o al menos como lo poco que quedó de ese concepto después del menemismo. Y mientras hablábamos de rock nacional, le pedí que me toque alguna de sus canciones. –Dalo por hecho, respondió contento.
Aproveché este momento suyo de concentración para observarlo atentamente. Sus ojos son tristes, y cuentan un pasado pesado que toma sin dramatismo, sino como algo suyo y ya. Su cuerpo, cauteloso. Según él, es cuidadoso porque en realidad es muy torpe. Sin embargo, dudo mucho de esto.
Sus canciones también son tristes, pero en algún punto, se trata de una tristeza reconfortante. Como si esas palabras tan certeras y esa voz tan genuina pudieran exorcizar nuestros cuerpos de aquellos demonios tan sólo llamándolos por su nombre, ese nombre que autoriza pero no justifica. El alivio del que logra nombrar lo siniestro.
Le digo que me gustan mucho sus canciones y sus letras, y le pregunto qué le gusta a él de las canciones. –Siento que la palabra cantada es mucho más poderosa que la palabra escrita. Es algo difícil de explicar, pero la palabra cantada entra directo. Algo pasa. Cosas muy fuertes pasan cuando escuchas una canción muy buena. En ese momento me vino a la cabeza esa frase que dice que todo cuerpo sometido a una música verdadera pasa por alguna alteración afortunada. Pero por alguna razón, no se la digo.
Él siente que no puede estar en otro lugar que en la música: creándola, escuchándola, tocándola. Todo lo demás lo aburre.
Ese es un amor de toda una vida, un amor al que llegó para quedarse. Él está ahí, en la música. Y no hay nada nuevo ni fácil en estar en el amor. Y mucho menos insólito. Pero sigue haciendo esa elección todos los días. Y está bien así.
Entre uno de los pocos silencios que hicieron presencia esa noche, le dije que se había hecho muy tarde y que me iba a ir a mi casa. Hablamos un rato más acerca de lo azaroso de los encuentros, y de cómo era el problema fundamental de prácticamente todas las relaciones humanas el forzar encuentros ya perdidos.
Alguna que otra vez me lo cruzo en recitales y me dedica una sonrisa honesta en cada saludo. Yo le agradezco con este relato el enseñarme sin querer el significado del amor.

El infierno de una dama y otras banalidades

Nota de presentación

A quien quiera leer

Si hay algo que me caracteriza es que amo mucho. Amo con todo mi cuerpo, órganos, síntomas. Cuando amo, lo hago hasta la última gota.

Amo las historias. Amo las palabras, cuando quieren decir, amo las sonrisas, cuando las palabras no alcanzan a nombrar. Amo la música porque me salvó y porque vaya donde vaya, tenga lo que tenga, la música está allí, en todos lados. Llevándome para que la lleve.

Claro que amar tiene sus gajes. Claro que se le atribuye muchos otros sentimientos que tienen más que ver con la autopreservación que con el amor en sí. Ellos también viven en mí. Sin embargo, el amor logra reinar por sobre todas las cosas.

Por una razón muy simple: el amor es el motor del deseo, de los sueños. Del anhelo por una vida cada vez más nuestra y menos del Estado, de nuestros padres, o de lo que fuere. En el amor hay una constante afirmación de la vida.

Porque festejo que mi vida sea cada vez más mía, me parece un buen momento para compartir aquellos textos, relatos, ensayos, crónicas en los que me encontré contándome historias para entender la mía un poco más.

Con los pies sucios de tanto caminar y la sonrisa nerviosa de la primera vez, les doy la bienvenida a mi pequeño mundo hecho de palabras, mi jardín de textos. Bienvenidos