martes, 27 de abril de 2010

Hacia una teoría del placer

Se me ocurrió algo muy triste. Lo escribí, lo leí, le dediqué una lágrima y seguí mi camino hacia una teoría del placer. El paradigma donde conviven mis amigos, mis discos y una pragmática de fin de semana. Elis Regina y su casa en el campo, una garota de Ipanema, el Álbum blanco de los Beatles, Let it Bleed de los Rolling Stones y el amor con forma de rock cantado por vos. ¿Qué tal? Pura teoría hecha carne.

Bailarina en la oscuridad

Hablar de música
Mientras pienso en
Bailar
Comer, dormir, quejarme
Mientras pienso en
Bailar
Y porque si voy en cole llego más rápido
Y para qué voy a ir si tengo que
Estudiar
Y no bailar
Cuando lo que quiero es
No estar sentada
Ni pensando
Ni leyendo
Mientras pasan
Mientras veo pasar las
Horas
Anhelo
Que la vida no me pase
Pensando
Y la muerte me encuentre
Bailando

lunes, 19 de abril de 2010

Oh sí

hay cosas peores que
estar solo
pero a menudo toma décadas
darse cuenta de ello
y más a menudo
cuando esto ocurre
es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
un demasiado tarde

Charles Bukowski

lunes, 5 de abril de 2010

Canciones tristes para sentirte mejor

“No trato de complacer cuando toco. Trato de curar”
Ornette Coleman


No creo que haya quedado bien después de ver Alta Fidelidad. Si bien la música fue algo que siempre me hizo reflexionar, la pregunta inicial: ¿escucho música pop porque soy miserable o soy miserable porque escucho música pop? es algo recurrente en mis pensamientos, tomando alguna que otra variante.
A partir de aquí me pregunto de dónde surge esta necesidad tan fuerte de aquellas noches de soledad, que generalmente coinciden con las de mayor insomnio (y, si tengo suerte, también está lloviendo) de dedicarme a armar listas de temas de lo más turbios, tristes, descorazonadores.

Ejemplo: una noche de lunes común y corriente para mí, el mismo malestar de todas las noches de lunes, elijo comenzar mi lista con “I am trying to break your heart”. Tranqui. Un pequeño canapé de miseria para un gran banquete de sufrimiento musical.
Bien pegadito, subo el humor lluvioso con “Most of the time” de nuestro queridísmo Dylan, para alcanzarlo con otro temita, “Oh Sweet Nuthin´”. Simplemente porque Lou Reed o The Velvet Underground no deberíann faltar en ninguna lista, menos si es una turbia.
Creo que “Sunday” de Bowie, está a la altura de continuar en la lista, aportando desolación a un playlist lleno de desamor, al cual le agregamos la inminente sensación de finitud que el Duque Blanco logra describir perfectamente: “Nothing Remains, We could run when the rain shows/Look for the cars or signs of life/Where the heat goes”. Dudo que la lista vuelva a tocar un punto tan alto como éste.
Porque el amor es un tema recurrente, creo que amerita incluir una canción más de Wilco, sólo para hacer un poquito más de desorden emocional, manosear historias, desencuentros, que justo halagan la velada con su participación estelar: One Wing, la separación. Uno, el mundo y la miopía ante el horizonte.
Este es el momento en el que las mujeres pisan el winamp, cual ring de la canción; con la sensibilidad que tan bien las caracteriza en retratos musicales como éste: “Ramblin´woman”. Aquella bella versión que hizo Cat Power de la canción de Hank Williams respira noche. Huele a invierno y a tristeza. Y a una mujer que pasó demasiadas noches despierta y escuchó demasiadas listas como éstas. “I love you baby, but you gotta understand/when the lord made me/he made a ramblin woman”. Mujer errante. Hoy y siempre.

Y vamos llegando al final. Y como siempre, llegan las canciones más desgarradoras: “Both sides, now” de Joni Mitchel, habla por sí misma: “I've looked at love from both sides now,/From give and take, and still somehow/It's love's illusions i recall./I really don't know love at all.

Con lo que queda de vida después de tanta sinceridad, siempre está Pj Harvey junto Thom Yorke, en “This Mess We’re in” y “No distance Left to run” de Blur.

Si estuviera al borde de una depresión, cerraría con “Hurt”, de Nine Inch Nails. Sin embargo, creo que el fin de la lista no es lastimar, sino curar. Lo que reconforta de estas canciones, llamémoslas tristes si se quiere, es su crudeza. Las palabras, cuando son honestas, entran a golpazos. La música, cuando es hecha desde el corazón, salta al cuerpo, lo moldea a su gusto, configura sensaciones
Y como la tarea es curar y yo no estoy preparada para escuchar “Hurt”, voy a cerrar esta lista con “Harvest moon”, de Neil Young, siempre fresca y tierna. Una luna que arropa entre tanto insomnio y reflexiones innecesarias. Y a dormir que son las cuatro de la mañana.