Una cuenta, un formato simple, casi aburrido (sólo por ignorancia) y veinticuatro textos. Veinticuatro cosas escritas con urgencia en un año. El motor fue siempre el mismo, ese que planteé en mi “carta de presentación”, escrita entre llamadas a clientes en mi verano en un call center, donde seleccionaba como nombre aquel Elogio al infierno de una dama de Bukowski como punto de partida. Igual, el punto de partida siempre es el amor: amor a los libros, amor a las palabras, amor a la música y a sentirse abrumado cuando algo apasiona. Imagino que eso es la felicidad. Dura unos instantes, te hace un nudo de corbata la garganta, te llena los ojos de lágrimas y la boca de flores, y después se va. Eso me pasa cuando veo tantas cosas escritas por mí. Me gusten o no. Hace un año atrás no podía, no me animaba, que no que no que no. Hoy, les agradezco a aquellos que brindaron alguna palabra de aliento o el más mínimo comentario, por ayudarme a empezar a escribir, y por eso, a ser un poco más feliz.
El Infierno de una dama les desea un feliz año nuevo y se desea a sí mismo una próxima reconstrucción.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Nuevo día
Encierro el borde de la hoja entre mis uñas. Me inquieto. Hay voces afuera. Ya no estoy sola. La habitación de niña tiene muy poco del intento de mujer: un color y un deseo: durazno en las paredes, Matisse y su ronda de bailarines desnudos fundidos en verdes y azules, y un anclaje, arbitrario pero afortunado, en Dance me to the end of love. Una guitarra desafinada que nunca aprendí a tocar, pero que aprendí a entender, un montón de enciclopedias ajenas y un póster de una banda que nunca me gustó realmente, pero por alguna razón no quito. Como si se tratara de una foto, de un altar inalterable, depositado en el pasado y en vísperas de fiestas, que también son las vísperas de una vida mejor, y de vidas que se van.
Una nena malcriada que siempre pide más, encerrada en una cápsula de tiempo, escribe atolondrada en una hoja de papel que no va a guardar: Quiero ser como Patti Smith. Quiero que la pollera deje de apretarme. Quiero llamarte y decirte que te quiero. Quiero volver a ver Aristogatos y sentirme feliz. Quiero que siempre haya un nuevo día, capricho de infinita posibilidad.
Una nena malcriada que siempre pide más, encerrada en una cápsula de tiempo, escribe atolondrada en una hoja de papel que no va a guardar: Quiero ser como Patti Smith. Quiero que la pollera deje de apretarme. Quiero llamarte y decirte que te quiero. Quiero volver a ver Aristogatos y sentirme feliz. Quiero que siempre haya un nuevo día, capricho de infinita posibilidad.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
viernes, 3 de diciembre de 2010
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